9 de febrero de 2012

Capitulo 3. "Tengo una idea" (Parte 2)


(Contado por María)
Estaba durmiendo y noto que alguien me está llamando. Entreabro mis ojos y digo una especie de “¿si?” bajito. Me volvió a decir mi nombre, ya que yo había hablado en español, entonces abrí los ojos y me di cuenta de que era Harry, ¿Qué hacía él aquí? Me levanté de la cama igual que él y vimos la nota que había encima de la mesa que estaba al lado del sofá.
“Hola chicos, si estáis leyendo esta nota es que ya os habéis levantado. Bueno, queríamos deciros que nos hemos ido para el hotel y Lola para su casa, Llamamos a la madre de María y dejó quedarse a Harry, ya que se quedó ahí dormido. Igual que tú, maría. Bueno Harry, mañana Louis te vendrá a buscar por la mañana, antes de la hora de comer, que nos tenemos que ir a las 4 al aeropuerto. Por cierto, maría, dice tú madre que mañana se irá a trabajar toda la mañana y que estaréis los dos en la casa. Que no arméis mucha bulla. Atte: nosotros. P.D: Disfrutad y... ¡No hagáis mucho ruido, eh!”
-Vale, pues… yo tengo sed –dijo él.
-Vamos para abajo, mi madre ya estará durmiendo, así que en silencio
-Vale
Abrí la puerta silenciosamente y le hice a Harry un gesto de que fuera callado. Empezamos a bajar las escaleras, llegamos hasta el primer piso y fuimos a la cocina, encendí la luz del pasillo para ver mejor y seguidamente entramos en la cocina. Abrí la nevera y le hice un gesto a Harry para que cogiese lo que quisiera. Cogió una botella de agua pequeña, le dije que nos la llevásemos a arriba, para no tener que bajar más. Así que cerré la nevera. Nos dispusimos a salir de la cocina cuando me acordé de que tenía un paquete de chucherías en el mueble de arriba. Me dirigí hacía el mueble y lo abrí, no llegaba así que le dije a Harry que si me lo cogía. Al cogerlo me lo dio y salimos de la cocina, apagué la luz y subimos las escaleras lentamente para no hacer ruido. Entramos en mi habitación y me senté en la cama, me crucé de piernas, y él se puso igual, pero en frente mía. “Es precioso” pensé, le miré y le sonreí, él me devolvió la sonrisa. Sí, esa tan increíble.
Abrimos la bolsita de golosinas y la pusimos en medio de los dos, a Harry se le antojó que yo le tirara las golosinas a la boca, sí, lo típico. Y bueno, como decirle que no a esa preciosidad. Así que eso hice. Cogí una gomita y se la tiré.
-¡Bien, entró! –dije sonriendo.
-otra, dame otra –dijo riendo.
-Vale –dije cogiendo otra gomita. Esta se la tiré más fuerte, pero no le entro, si no que le dio en el ojo.
-¡Au! –dijo quejándose
-Oh, pobrecito, ¡se ha dado el ricitos! –dije riéndome.
-¿Quieres que te de yo a ti con la gomita para que veas que duele?
-No, gracias –dije levantándome de la cama.
-Si, ahora te doy. –dijo persiguiéndome.
-No me cogerás –dije saliendo del cuarto silenciosamente.
-¡Verás que si!
Empecé a correr bajando las escaleras, él venía detrás, sentía sus pasos detrás de mí, así que aceleré el paso. Cuando llegué al primer piso, estaba todo oscuro, así que corrí por él salón para esconderme, hasta que sin querer tropecé con el skate de mi hermano. “mierda” pensé. Me caí al suelo y, como –Harry venía corriendo detrás pues se calló encima de mí, encima de mi pie.
-¿te he hecho daño? –dijo preocupado.
-No, tú no, ha sido el Skate de mi hermano. Que manía tiene de dejar las cosas tiradas. –Dije levantándome. Noté un tirón en el tobillo y cojeé- Au, creo que me lo he torcido…
-No andes, yo te cojo –dijo él cogiéndome en brazos.
-¿no peso? No creo que puedas subir todas las escaleras conmigo encima.
-Si puedo, ya lo verás –dijo empezando a caminar.
Empezó a caminar y poco a poco subió las escaleras, después de cada tramo descansaba un poco, pero después seguía caminando normal. Cuando llegamos al tercer piso, estiré mi mano para abrir la puerta y entramos, él me recostó en la cama y me pregunto que donde había vendas o donde había una tobillera, yo le dije que había una en mi cuarto en un cajón, así que bajó y a los pocos minutos subió con la tobillera. Me levanté para ponérmela, pero no me dejó, quiso ponérmela él. Así que estiré mi pie y me la puso. No teníamos sueño, ya eran las una de la noche, pero no sabíamos que hacer, le dije que me fuera a buscar mi pijama a mi cuarto, que estaba detrás de la almohada de mi cama. Bajó y me lo subió.
-Aquí tienes –dijo sonriente.
-Gracias –Reí
-De nada, preciosa – No sé por qué, pero cada vez que me decía eso, yo moría.
-Harry, ¿me harías un favor?
-Lo que quieras –sonrió
-Date la vuelta, es que me da vergüenza que me veas sin ropa –sonreí tímida.
-Vale. –Se dio la vuelta.
Me aseguré de que no miraba y me di la vuelta también, me quité la camisa y el pantalón y seguidamente, con prisa, me puse el pijama. Siempre dormía con una camisa larga, que me llegaba hasta un poco menos que las rodillas y un pantalón corto. Pero me faltaba el pantalón.
-Harry –dije
-Que ¿ya me puedo girar?
-Si, ¿Dónde está mi pantalón?
-Pues no lo sé, yo abajo no lo vi. Aunque da igual, quédate así, tampoco pasa nada. –rió
-Vale. Y bueno, ¿tú como duermes? –dije confusa.
-Pues normalmente, como ya sabrás, desnudo. Pero no creo que quieras, así que si me permites dormir en boxers te lo agradecería, no me gusta llevar mucha ropa cuando duermo. –rió, a la vez quitándose la camiseta. “Dios, ¿Qué no quiero verle desnudo? Más quisiera yo” pensé.
-Vale, te dejo. Pero cierra la puerta con llave, que como te vea mi madre pensará mal. –reí
-Vale –dijo cogiendo la llave y cerrando la puerta. Después se quitó el pantalón y se quedó en boxers.
-Dios –susurré.
-¿Qué pasa?
“Que me encantas” pensé.
-Nada, nada –dije mintiendo.
-No, ahora me lo dices –dijo acercándose a mi y acostándose a mi lado.
-No pasa nad… -No me dejó terminar. Me besó. Así, sin razón ninguna, por que él quiso.
-Que me encantas –Dije separando mis labios unos centímetros de los suyos.
-Y tú a mí, preciosa.
-Bueno, tenemos que dormirnos ya, que es tarde…
-Vale, hasta mañana –dijo dándome un beso en la mejilla.
-Hasta mañana… -dije girándome y mirando para el otro lado. Estuvimos un rato en silencio. Hasta que vi que Harry se giró y me abrazó por la cintura, a la vez pegándose a mi. Yo sonreí y entrelacé nuestras manos. Al poco rato me quedé dormida.

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